En la mañana oigo los coches que no pueden arrancar.
A lo mejor, entre los árboles, hay pájaros así,
que tardan en lanzarse al diario vuelo,
y algunos nunca lo consiguen.
Me alegro cuando un auto,
enfriado por la noche,
recuerda al fin la combustión
y prende sus circuitos.
Qué hermoso es el ruido del motor,
la realidad vuelta a su cauce.
¿Cómo le harán los pájaros
para saber en qué momento,
si se echan a volar,
no corren ya peligro?
¿Qué nervio de su vuelo les avisa
que son de nuevo libres
entre las frondas de los árboles?
A lo mejor, entre los árboles, hay pájaros así,
que tardan en lanzarse al diario vuelo,
y algunos nunca lo consiguen.
Me alegro cuando un auto,
enfriado por la noche,
recuerda al fin la combustión
y prende sus circuitos.
Qué hermoso es el ruido del motor,
la realidad vuelta a su cauce.
¿Cómo le harán los pájaros
para saber en qué momento,
si se echan a volar,
no corren ya peligro?
¿Qué nervio de su vuelo les avisa
que son de nuevo libres
entre las frondas de los árboles?
Oigo los coches,
Fabio Morábito (México,1985)